Desde que tengo memoria he recogido perros de la calle. De forma particular, colaborando con otras asociaciones ... nunca he podido mirar hacia otro lado. Los recogía, los llevaba a casa y buscaba su familia o una nueva si nadie los reclamaba. Cuando se presentó la oportunidad de hacerlo en la Escala, en mi pueblo, no pude evitar entrar desde el principio. Y si, es un trabajo de miedo, un estrés constante y un montón de problemas, pero todo lo compensa cuando recibes fotos de los perros felices con sus nuevas familias. Sin lugar a dudas, lo volvería a hacer!